viernes, 28 de marzo de 2008

Por el Tibet:Una nueva amenaza de boicot (Prensa.com)

Aunque mucho se ha pregonado que el deporte y la política no se deben mezclar, en la práctica esto no ha sido del todo cierto, y a lo largo de la historia de la humanidad son varios los ejemplos en que la política se ha inmiscuido en el deporte.

En los últimos días ha cobrado gran notoriedad la amenaza del boicot a los Juegos Olímpicos de Beijing, China, propuesto por varias organizaciones en favor de los derechos humanos y por la libertad del Tíbet, región bajo el dominio de China, en la que se registraron decenas de muertos en la última semana en enfrentamientos entre la policía y manifestantes.

De cristalizarse este fantasma del boicot -sea cual fuese su forma-, a la máxima cita deportiva mundial prevista a efectuarse del 8 a 24 de agosto próximo en la capital china, sería una repetición de los tantos que ya se han dado en la era moderna de estos juegos.

Entre estos, los más relevantes han sido los de Berlín 1936, que fueron aprovechados por Adolfo Hitler como escenario para promover su propaganda de la Alemania nazi, seguido por los de Montreal 1976, donde 28 naciones africanas retiraron sus atletas en protesta por la no exclusión de Nueva Zelanda, que había participado en un torneo de rugby en la Sudáfrica del apartheid (segregación racial).

También está latente, el boicot olímpico a Moscú 1980, protagonizado por 81 naciones que no se hicieron presentes en la cita en respaldo a la iniciativa propuesta por Estados Unidos y otras potencias occidentales en rechazo a la invasión soviética a Afganistán un año antes de la celebración de los juegos.

Esto trajo como consecuencia que cuatro años más tarde, en ocasión de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (EU), Rusia también promoviera su llamado al boicot, el cual contó con el apoyo de 14 de sus aliados de ese entonces.

UN NUEVO DILEMA
Ahora, en 2008, la comunidad internacional enfrenta nuevamente el dilema de vetar o no el evento, en tanto que el Comité Olímpico Internacional (COI) y su presidente, Jacques Rogge, está recibiendo presión por parte de algunos atletas, dirigentes olímpicos y organismos internacionales para que adopte una posición firme ante China.

Rogge, que se ha amparado en una llamada "diplomacia silenciosa", ha admitido que le preocupa la situación y el tema de los derechos humanos, pero advierte que el COI es un organismo deportivo que no está en condiciones de ejercer presiones sobre China o cualquier otro país en asuntos políticos.

Dijo que hablará con el primer ministro chino, Wen Jiabao, el mes próximo en su visita a la sede de los Juegos.

"Tengo una serie de puntos que quiero discutir con él, y él tiene seguramente algunos que conversar conmigo", dijo.

En tanto, el Parlamento Europeo reunido esta semana en Bruselas, Bélgica, dejó abierta la puerta a algún tipo de boicot a los Juegos Olímpicos de Beijing al apelar a la "responsabilidad" de los políticos en caso de que los dirigentes chinos no flexibilicen su posición.

Este boicot podría consistir en la no participación de los jefes de Estado en las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos de Beijing.

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