Un grupo de monjes tibetanos interrumpió en la mañana de este jueves con llantos de protesta la primera visita de periodistas extranjeros a Lhasa desde el comienzo de los disturbios en la zona hace dos semanas.
Unos 30 religiosos budistas corearon consignas a favor de Tibet y defendieron al Dalai Lama al cruzarse con los periodistas en el templo Johkang, uno de los más sagrados, según testigos.
"Tibet no es libre", gritó uno de los monjes en medio de un llanto, según los periodistas que estuvieron presentes.
El miércoles el presidente de Estados Undios, George W. Bush, hizo un llamado a China para que inicie diálogos con representantes del exiliado líder espiritual tibetano, el Dalai Lama.
En una conversación telefónica con el presidente Hu Jintao, Bush también le solicitó que permita a los periodistas y diplomáticos tener acceso al Tíbet.
De esta forma el líder estadounidense se convierte en el último mandatario de occidente en apelar a Pekín para que busque soluciones al conflicto.
Los periodistas permanecerán en Tibet durante tres días.El corresponsal de la BBC en Washington, Jack Izzard, explicó que la demora de la respuesta de Bush "es un indicativo de cuán delicada es la relación de China con EE.UU.", dos países con profundas relaciones económicas.
El grupo de periodistas extranjeros llegó al Tibet el miércoles en una visita bajo estricto control y organizada por las autoridades chinas tras los recientes disturbios. La BBC no fue invitada.
Tras el encuentro con los monjes los funcionarios que acompañaban a los periodistas les ordenaron que se fueran y trataron de sacarlos del templo, según uno de los reporteros.
Un periodista del diario británico Financial Times por su parte dijo que el sector tibetano de la ciudad lucía el aspecto de una zona de guerra, con edificios quemados, negocios cerrados y grupos de soldados apostados en las esquinas.
Los disturbios al parecer fueron más prolongados y destructivos de lo que se había informado anteriormente, según el periodista.
Bush se convierte en el último mandatario de occidente en posicionarse sobre el conflicto.
El gobierno chino acusa al Dalai Lama de estar detrás de los disturbios, los más importantes que se realizan contra China en los últimos 20 años y que ha causado la muerte de al menos 19 personas, según datos de Pekín.
Por su parte el Dalai Lama ha criticado las violentas protestas y pidió por un diálogo con China.
El gobierno tibetano en el exilio asegura que la cifra de muertes durante las manifestaciones de las últimas dos semanas asciende a 140
Unos 30 religiosos budistas corearon consignas a favor de Tibet y defendieron al Dalai Lama al cruzarse con los periodistas en el templo Johkang, uno de los más sagrados, según testigos.
"Tibet no es libre", gritó uno de los monjes en medio de un llanto, según los periodistas que estuvieron presentes.
El miércoles el presidente de Estados Undios, George W. Bush, hizo un llamado a China para que inicie diálogos con representantes del exiliado líder espiritual tibetano, el Dalai Lama.
En una conversación telefónica con el presidente Hu Jintao, Bush también le solicitó que permita a los periodistas y diplomáticos tener acceso al Tíbet.
De esta forma el líder estadounidense se convierte en el último mandatario de occidente en apelar a Pekín para que busque soluciones al conflicto.
Los periodistas permanecerán en Tibet durante tres días.El corresponsal de la BBC en Washington, Jack Izzard, explicó que la demora de la respuesta de Bush "es un indicativo de cuán delicada es la relación de China con EE.UU.", dos países con profundas relaciones económicas.
El grupo de periodistas extranjeros llegó al Tibet el miércoles en una visita bajo estricto control y organizada por las autoridades chinas tras los recientes disturbios. La BBC no fue invitada.
Tras el encuentro con los monjes los funcionarios que acompañaban a los periodistas les ordenaron que se fueran y trataron de sacarlos del templo, según uno de los reporteros.
Un periodista del diario británico Financial Times por su parte dijo que el sector tibetano de la ciudad lucía el aspecto de una zona de guerra, con edificios quemados, negocios cerrados y grupos de soldados apostados en las esquinas.
Los disturbios al parecer fueron más prolongados y destructivos de lo que se había informado anteriormente, según el periodista.
Bush se convierte en el último mandatario de occidente en posicionarse sobre el conflicto.
El gobierno chino acusa al Dalai Lama de estar detrás de los disturbios, los más importantes que se realizan contra China en los últimos 20 años y que ha causado la muerte de al menos 19 personas, según datos de Pekín.
Por su parte el Dalai Lama ha criticado las violentas protestas y pidió por un diálogo con China.
El gobierno tibetano en el exilio asegura que la cifra de muertes durante las manifestaciones de las últimas dos semanas asciende a 140
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