EFE YAKARTA.- La Junta Militar birmana detuvo a cinco generales y a más de 400 soldados por negarse a disparar y golpear a los monjes budistas y a otros participantes en las protestas de las últimas semanas en Rangún, informo el miércoles el rotativo indonesio 'The Jakarta Post', tras entrevistar a un alto cargo birmano que pidió el anonimato.
"Cinco generales expresaron su negativa a destacar sus tropas abiertamente contra los monjes y fueron rápidamente detenidos por la Junta", dijo el oficial birmano que rechazó dar los nombres de los militares arrestados.
Añadió que además fueron castigados "alrededor de 400 soldados de la División Sikai, cerca de la ciudad de Mandalay, que también bajaron sus armas frente a los monjes y les pidieron perdón al darse cuenta de que habían cometido el peor de los pecados".
La fuente opinó que se trata de una clara señal de la existencia de fisuras en el interior del régimen, puesto que, a su juicio, la mayoría de los funcionarios y cargos públicos no están contentos con la brutal represión llevada a cabo por la Junta Militar, aunque callan por temor.
'El mayor pecado'
"Los monjes son un símbolo de nuestra religión y nuestra vida. La gente está muy enfadada con que los militares se hayan atrevido a dispararles. Matar monjes es considerado el mayor de los pecados", indicó.
El entrevistado también explicó que muchos funcionarios públicos están mostrando discretamente su disconformidad con la violenta respuesta de la Junta Militar no acudiendo a sus lugares de trabajo.
Las autoridades militares sostienen que han puesto en libertad a unas 1.600 personas de las cerca de 2.700 detenidas, entre ellas 573 monjes, que fueron arrestadas durante las protestas del pasado 26 y 27 de septiembre, y los días posteriores.
Según la versión oficial, 10 personas murieron por disparos o a golpes, pero fuentes de los grupos antigubernamentales calculan que la cifra de víctimas mortales de la represión se eleva a más de dos centenares.
"Cinco generales expresaron su negativa a destacar sus tropas abiertamente contra los monjes y fueron rápidamente detenidos por la Junta", dijo el oficial birmano que rechazó dar los nombres de los militares arrestados.
Añadió que además fueron castigados "alrededor de 400 soldados de la División Sikai, cerca de la ciudad de Mandalay, que también bajaron sus armas frente a los monjes y les pidieron perdón al darse cuenta de que habían cometido el peor de los pecados".
La fuente opinó que se trata de una clara señal de la existencia de fisuras en el interior del régimen, puesto que, a su juicio, la mayoría de los funcionarios y cargos públicos no están contentos con la brutal represión llevada a cabo por la Junta Militar, aunque callan por temor.
'El mayor pecado'
"Los monjes son un símbolo de nuestra religión y nuestra vida. La gente está muy enfadada con que los militares se hayan atrevido a dispararles. Matar monjes es considerado el mayor de los pecados", indicó.
El entrevistado también explicó que muchos funcionarios públicos están mostrando discretamente su disconformidad con la violenta respuesta de la Junta Militar no acudiendo a sus lugares de trabajo.
Las autoridades militares sostienen que han puesto en libertad a unas 1.600 personas de las cerca de 2.700 detenidas, entre ellas 573 monjes, que fueron arrestadas durante las protestas del pasado 26 y 27 de septiembre, y los días posteriores.
Según la versión oficial, 10 personas murieron por disparos o a golpes, pero fuentes de los grupos antigubernamentales calculan que la cifra de víctimas mortales de la represión se eleva a más de dos centenares.
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