domingo, 7 de octubre de 2007

Presión sobre Birmania (BBC)


Monjes budistas se manifestaron en la plaza de Trafalgar, de Londres, en solidaridad con las protestas pro democracia en Birmania.
El ministro de Exteriores de Malasia instó a la junta militar de Birmania a entablar el diálogo con la líder de la oposición, Aung San Suu Kyi, si es que quiere evitar una presión aún mayor por parte de la comunidad internacional.
El canciller, Syed Hamid Albar, dijo que Birmania debería dejar a un lado sus prerrequisitos e iniciar conversaciones sin condiciones.
Asimismo, el gobierno de Singapur, que actualmente tiene la presidencia de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), declaró que daría su apoyo al enviado especial de la ONU a Birmania, Ibrahim Gambari, pero expresó su oposición y alarma ante la posibilidad de empujar a Birmania hacia una guerra civil.
Tanto Malasia como la comunidad del ASEAN se oponen al llamado a la imposición de sanciones que lideran Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Mientras, grupos de activistas protagonizaron marchas en una treintena de ciudades de todo el mundo para protestar contra la violenta represión por parte del gobierno militar birmano de las recientes manifestaciones pro democracia.
En Londres, el primer ministro británico, Gordon Brown, se reunió con los manifestantes y se comprometió a mantener "la presión para el cambio", al tiempo que renovó su intención de proponer nuevas sanciones de la Unión Europea sobre la junta militar de Birmania.
En el terreno
Entretanto, los medios estatales de Birmania informan que 78 personas más han sido detenidas.
Según informes enviados desde Rangún, ya no hay barricadas junto a los templos más importantes de la ciudad, aunque las fuerzas de seguridad del país siguen presentes en los que fueron los principales puntos de ignición de las protestas pro democracia de las últimas semanas. Las autoridades birmanas anunciaron que mantienen bajo custodia a un millar de personas que fueron arrestadas durante la crisis, entre ellas más de un centenar de monjes budistas.
Las manifestaciones fueron contenidas con violencia. Según el gobierno militar birmano diez personas murieron durante las operaciones, pero los grupos de la oposición elevan el número a doscientos.

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