Ataviados con bandas rojas en la cabeza, miles de manifestantes han recorrido hoy el centro de Londres para protestar contra la represión a la que la Junta Militar birmana ha sometido a los monjes budistas que piden la democracia y recordar a las autoridades de ese país que "el mundo las está observando".
En una marcha coordinada por la organización Amnistía Internacional y por la Campaña por Birmania en el Reino Unido, unos 10.000 activistas han mostrado su apoyo desde la capital británica ante la situación de crisis que se vive en Myanmar.
Con los lazos rojos en señal de solidaridad con los monjes budistas que piden el fin del régimen militar, los manifestantes comenzaron su protesta en la galería de arte Tate Britain para continuar hacia la plaza de Trafalgar, donde se llevó a cabo un mitin en el que intervinieron, entre otros, Irene Khan, la Secretaria General de AI.
Esta organización pro Derechos Humanos considera que al menos 1.000 personas han sido detenidas tan sólo en Rangún desde que la Junta Militar decidiera disolver las protestas de forma violenta, y que son "muchos más" de diez los muertos a consecuencia de esa intervención.
En su marcha, los activistas hicieron una parada en el número 10 de Downing Street, residencia y despacho oficial del primer ministro británico, Gordon Brown, donde anudaron lazos rojos a las puertas de entrada. Como parte de la manifestación, un grupo de monjes procedentes de la comunidad birmana en Londres arrojaron pétalos de flores al río Támesis para mostrar así su solidaridad con los activistas pacíficos que se encuentran en su país sometidos al régimen.
Brown cuestiona el número de represaliados
Por otra parte, tras reunirse esta mañana en Downing Street con varios activistas y dos monjes budistas birmanos para hablar de la crisis, Gordon Brown admitía que el Gobierno británico cree que se han producido "muchos más asesinatos" de los que el régimen birmano ha reconocido, así como "agresiones terribles contra los monjes".
El primer ministro ha apuntado, además, que temía que el número de desaparecidos en Myanmar podría cifrarse en "miles" y habló de la existencia de "evidencia sólida" para creer que muchos de esos desaparecidos podrían encontrarse bajo detención. Además, Brown ha recordado a la comunidad birmana que "el mundo entero está observando".
El régimen militar de Myanmar se aferra al poder tras dos décadas de esporádica presión internacional. La Junta Militar no daba hoy señales de ceder ante la ofensiva diplomática emprendida por Naciones Unidas ante la violenta represión de las manifestaciones en favor de la democracia.
En una marcha coordinada por la organización Amnistía Internacional y por la Campaña por Birmania en el Reino Unido, unos 10.000 activistas han mostrado su apoyo desde la capital británica ante la situación de crisis que se vive en Myanmar.
Con los lazos rojos en señal de solidaridad con los monjes budistas que piden el fin del régimen militar, los manifestantes comenzaron su protesta en la galería de arte Tate Britain para continuar hacia la plaza de Trafalgar, donde se llevó a cabo un mitin en el que intervinieron, entre otros, Irene Khan, la Secretaria General de AI.
Esta organización pro Derechos Humanos considera que al menos 1.000 personas han sido detenidas tan sólo en Rangún desde que la Junta Militar decidiera disolver las protestas de forma violenta, y que son "muchos más" de diez los muertos a consecuencia de esa intervención.
En su marcha, los activistas hicieron una parada en el número 10 de Downing Street, residencia y despacho oficial del primer ministro británico, Gordon Brown, donde anudaron lazos rojos a las puertas de entrada. Como parte de la manifestación, un grupo de monjes procedentes de la comunidad birmana en Londres arrojaron pétalos de flores al río Támesis para mostrar así su solidaridad con los activistas pacíficos que se encuentran en su país sometidos al régimen.
Brown cuestiona el número de represaliados
Por otra parte, tras reunirse esta mañana en Downing Street con varios activistas y dos monjes budistas birmanos para hablar de la crisis, Gordon Brown admitía que el Gobierno británico cree que se han producido "muchos más asesinatos" de los que el régimen birmano ha reconocido, así como "agresiones terribles contra los monjes".
El primer ministro ha apuntado, además, que temía que el número de desaparecidos en Myanmar podría cifrarse en "miles" y habló de la existencia de "evidencia sólida" para creer que muchos de esos desaparecidos podrían encontrarse bajo detención. Además, Brown ha recordado a la comunidad birmana que "el mundo entero está observando".
El régimen militar de Myanmar se aferra al poder tras dos décadas de esporádica presión internacional. La Junta Militar no daba hoy señales de ceder ante la ofensiva diplomática emprendida por Naciones Unidas ante la violenta represión de las manifestaciones en favor de la democracia.